León
Entre Burgos y León discurren tres largas etapas del Camino de Santiago; más de 200 kilómetros marcados por la sobriedad de la Tierra de Campos castellana y del Páramo leonés. Un paisaje austero , idealizado por los poetas
, que ha conservado con el tiempo una acusada personalidad, lo que provoca sentimientos muy encontrados en los peregrinos , maravillados por la inmensidad del horizonte o abrumados por la monotonía de esas llanuras que parece
que no tienen fin.
En ambos casos , disponen de tres días para meditar sobre ello mientras recorren las etapas sexta , séptima y octava del Camino que transcurren, respectivamente , por Castrojeriz y Frómista; Villalcázar
de Sirga, Carrión de los Condes y Sahagún; y Mansilla de las Mulas y León.

La ciudad y su diócesis
En el año 68 después de Cristo , una legión del ejército romano , la Legio VII Gemina Antoniana Pia Felix , instaló su campamento en la confluencia de los ríos Torío y Bernesga. Ese fue el origen de un pequeño poblado, Legio,
que se convertiría en León. De aquella época se conservan todavía algunos cubos de las murallas, aunque muy reconstruidos durante la Edad Media. Tras la caída del Imperio Romano y la ocupación de los godos , esta tierra, como
todo el valle del Duero, se convirtió en un inmenso solar por el que los musulmanes avanzaron sin grandes dificultades, conquistando León en el 717.
Ese mismo siglo, el rey asturiano Alfonso I liberó la ciudad (742)
y otro monarca de la Corte de Oviedo, García I, trasladó la capital del reino a León, convirtiéndose en el primer Rey leonés que ostentó dicho título aunque sólo fuera durante tres años. A su muerte, le sucedió en el trono
su hermano, Ordoño II, un excelente guerrero que venció a las tropas del Califa cordobés, Abderramán III, en la batalla de San Esteban de Gormaz (917); triunfo que el monarca leonés agradeció a la Providencia ordenando levantar
una nueva catedral , como luego veremos, sobre su propio palacio.
Saqueada por Almanzor (987), Alfonso V la reconstruyó otorgándole sus propios fueros; pero, al igual que León sucedió a Asturias, cuando la reconquista
avanzó por la península , el papel hegemónico del Reino leonés pasó a la Corona de Castilla con la que se unió, definitivamente , en 1230.
En la actualidad, León tiene cerca de 140.000 habitantes y ofrece al peregrino
todos los servicios e infraestructuras de una moderna ciudad.
El origen de la diócesis leonesa se remonta al año 253 cuando se nombró a sus primeros obispos: Basílides, que fue depuesto por renegar de su fe para librarse
de las persecuciones a los cristianos; Savino y Decenio, que acudió al Concilio de Elvira a principios del siglo IV. En los cuatrocientos años posteriores no se conserva documentación sobre esta diócesis, circunstancia que
algunos autores han tomado como base para argumentar que León se incorporó a la diócesis de Astorga, perdiendo sus privilegios. Hasta el 792 no volvemos a encontrarnos con ninguna otra referencia expresa, cuando se nombró obispo
de León a Suintila y, desde entonces, siempre ha existido un prelado leonés.
En 1955, la reorganización eclesiástica de España asignó a León al Arzobispado de Oviedo ( hasta entonces dependía de Burgos ) y reorganizó
sus parroquias estableciendo una diócesis de 9.620 km ² que coinciden con los límites administrativos de la provincia, salvo en las comarcas más occidentales, que pertenecen a la diócesis de Astorga. Sus patrones históricos
son la Virgen del Camino y san Froilán, uno de sus primeros obispos (900-905) cuyos restos descansan en un arca bajo el retablo mayor de la catedral .
La catedral de Santa María de Regla
Ordoño II agradeció a la Providencia su victoria frente a los musulmanes construyendo una catedral sobre el “ Aula Regia ”, uno de los palacios reales levantado sobre las antiguas termas romanas; pero el templo fue destruido
en el saqueo de Almanzor del 987.
Durante el episcopado de Pelagio (1065-1073) se empezó a construir una nueva catedral sobre aquellas ruinas siguiendo el estilo románico, pero la nueva iglesia tampoco llegó a cumplir
un siglo. El desarrollo que alcanzó León durante el reinado de Alfonso IX y la iniciativa del obispo Manrique impulsaron la construcción de un nuevo Templo Mayor que se alzó sobre la estructura románica, como era habitual por
aquel entonces.
Hacia 1203 debieron comenzar las obras de cimentación de la cabecera, pero la muerte del prelado , problemas en la elección del nuevo obispado y la pérdida de la capitalidad al unirse el reino definitivamente
con Castilla motivaron que la construcción se paralizara hasta mediados del siglo XIII cuando Martín Fernández, el nuevo obispo, consiguió que Alfonso X el Sabio reemprendiera las obras , aproximadamente en 1255. El maestro
de obras Enrique levantó la cabecera gótica sobre los cimientos que ya existían y, conforme avanzó la construcción, fue demoliendo el templo románico para levantar el gótico . A su muerte, el maestro Juan Pérez se ocupó de
las obras , simultaneando éstas con las la catedral de Burgos , iniciada en 1221.
En el siglo XV, terminó la construcción del Templo , con la aguja de la Torre del Reloj, y comenzaron sus problemas , como consecuencia
de la mala cimentación y de la deficiente calidad de la piedra; dos males que le afectaban desde su origen. Alertados por los continuos desprendimientos, el Cabildo recurrió a un nuevo maestro de obras , el arquitecto de Felipe
IV, Juan de Naveda, que , lejos de atajar los problemas logró acrecentarlos al levantar una pesada cúpula barroca que aplicó aún más peso en el débil equilibrio de toda la construcción.
Ante el riego de ruina, se intentó
contrarrestar el empuje de la cúpula con cuatro pilastrones que redistribuyeran el peso equilibrando la estructura, pero aparecieron nuevas grietas en la fachada sur y la situación empeoró aún más por los efectos del terremoto
de Lisboa (1755) que también afectó a las catedrales de Astorga, Salamanca y Valladolid.
La Academia de Bellas Artes de San Fernando se negó a reconstruir ninguna otra cúpula o aguja que aplicara más peso sobre el crucero
y encargó la restauración a Matías Laviña, pero fue Juan de Madrazo, un experto en el gótico francés, el que salvó la estructura catedralicia desmontando, piedra a piedra, el brazo sur del crucero y las bóvedas tan dañadas
de la nave central . De forma muy purista, cimbró toda la catedral con estructuras de madera y reconstruyó desde sus cimientos el crucero, la fachada sur, el hastial superior de la principal ( que , según las crónicas de la
época , “estaba inclinado hacia la calle”) y la Torre de las Campanas . La intervención de Madrazo salvó el templo , sin duda alguna, pero a costa de prescindir de numerosos elementos , renacentistas y barrocos , incorporados
desde el siglo XIII y que el arquitecto eliminó en su afán racionalista. A su muerte en 1880, le sucedieron los maestros Ríos, Lázaro y Torbado que terminaron, a finales del XIX, una restauración que había durado más tiempo
que la propia construcción.
La renovada catedral se consagró en 1901 y sólo volvió a correr peligro en 1966 al incendiarse la techumbre de las naves altas .
