Burgos
Desde Nájera, la quinta etapa del Camino de Santiago cruza el río Oja por Santo Domingo de la Calzada y contin��a, ya en tierras castellanas, por la comarca de La Bureba, los montes de Oca y San Juan de Ortega. Cerca de 90
km . que conducen al peregrino desde La Rioja hasta la capital burgalesa.

La ciudad y su diócesis
Aunque algunas leyendas medievales sitúan el origen de Burgos en un poblado celtíbero, los turnódigos, o en un asentamiento romano posterior , Augustóbriga; lo cierto es que la ciudad fue fundada en el año 884 por orden del
rey asturiano Alfonso III El Magno .
En aquel tiempo, el Emirato de Córdoba se desangraba en numerosas revueltas internas, unas luchas que los reinos cristianos del norte de la península supieron aprovechar para reconquistar
localidades como Oporto, Coimbra, Simancas, Toro y Zamora, y establecer, al mismo tiempo, nuevas ciudades que asentaran algo de población en esa extensa tierra de nadie que era el valle del Duero. Así nacieron Sahagún, Castrojeriz
y Burgos , tres pequeñas aldeas situadas en la frontera sur de la Reconquista y en el camino hacia Compostela donde, a principios del mismo siglo ix, el monje Pelayo había descubierto el sepulcro del apóstol.
De aquel
pequeño “ burgo ”, fundado por el conde Diego Rodríguez Porcelos en las márgenes de los ríos Vena y Arlanzón, surgió una próspera ciudad que , durante la Edad Media, se convirtió en cabeza de Castilla y en capital de este joven
condado , con Fernán González y, desde 1035, de todo el reino castellano-leonés.
Cuando la reconquista dejó atrás el sistema central , alejando la frontera con el Emirato cordobés, aunque Burgos perdió importancia en
favor de otros centros de poder situados más al sur, en plena línea de batalla, como Toledo; sin embargo , no sólo no entró en decadencia sino que la ciudad se convirtió en el centro de un próspero comercio (el de la lana de
las ovejas merinas) donde llegaban mercaderes europeos, ricas familias de judíos conversos y comerciantes de los puertos del Cantábrico a negociar . De esta forma , Burgos comenzó a extenderse más allá de las laderas del castillo
y a construir nuevos barrios y puentes que la unieron con los arrabales y con el monasterio de Las Huelgas. Un desarrollo al que no fue ajeno, sobre todo desde el siglo XI , el paso de los peregrinos que acudían a Santiago,
para los que se levantaron albergues y hospederías como el Hospital del Rey, actual sede de la Universidad burgalesa.
En cuanto al origen del obispado, la diócesis de Burgos es heredera de uno de los episcopados visigodos
más antiguos de España, el de Auca, que ya existía en el siglo VI pero que fue destruido por los musulmanes doscientos años más tarde .
Avanzada la Reconquista, el concilio de Roma de 1074 agrupó en la capital burgalesa
las antiguas sedes de cátedra de Amaya, Valpuesta, Muñó, Oña, Gamonal y Sasamón y nombró a Jimeno, obispo sucesor único de la antigua diócesis de Auca ( cerca de la actual Villafranca-Montes de Oca ), abarcando un territorio
que comprendía la rica costa cantábrica de Santander, el alto valle del Ebro y los alrededores de Burgos y que estaba subordinado directamente de la Santa Sede , pues la tradicional dependencia del arzobispado de Tarragona
aún era imposible (la antigua Tarraco no había sido reconquistada todavía) y los obispos burgaleses se negaban a depender del metropolitano de Toledo.
Esta situación se mantuvo hasta el siglo XVI, cuando una bula papal
convirtió la sede burgalesa en arzobispado; una condición que perdura en la actualidad como archidiócesis de los obispados de Bilbao, Vitoria, Palencia y Osma-Soria.
La catedral de Santa María
Cuando se habla de nuestras grandes catedrales góticas, irremediablemente, pensamos en los templos de Toledo, León y Burgos .
La catedral burgalesa, declarada bien cultural del patrimonio mundial en 1984 por la UNESCO,
comenzó a construirse en el verano de 1221 sobre otra catedral románica, edificada durante el reinado de Alfonso VI en su propio palacio y, muy probablemente, sobre los muros de una iglesia anterior .
Dos personajes
históricos resultaron determinantes para que se pudiera levantar la nueva catedral : el obispo Mauricio y el rey Fernando III El Santo , el mismo monarca que reunificó definitivamente las coronas de Castilla y de León.
A
principios del siglo XIII, las tropas castellanas, aragonesas y navarras vencieron a los almohades en la crucial batalla de las Navas de Tolosa (1212), un triunfo decisivo para el desarrollo posterior de la Reconquista. Con
las fronteras resguardadas, los monarcas pudieron dedicarse a atender otros asuntos, incluidos los personales; por ese motivo , el obispo de Burgos , Mauricio, fue nombrado jefe de una delegación que debía acompañar a Beatriz
de Hohenstaufen, la prometida del rey castellano-leonés, desde Suabia (en el sur de Alemania) hasta la capital burgalesa, donde la joven pareja contrajo matrimonio, en su catedral románica, en 1219. A partir de entonces, tanto
el rey como el obispo, maravillado por las esbeltas construcciones góticas que había conocido en su viaje por Francia hasta Suabia, relanzaron el proyecto de dotar a Burgos de una nueva catedral que siguiera las trazas del
estilo gótico .
Colocada la primera piedra en 1221, la construcción avanzó rápidamente pues en diez años, tan sólo, se celebraba el culto religioso en la cabecera del nuevo templo y, en 1238, el propio obispo Mauricio
recibió sepultura en el interior de la catedral que , al consagrarse en 1260, ya tenía levantado el segundo cuerpo de la fachada principal . En esta ingente construcción intervinieron numerosos arquitectos, escultores , vidrieros
y orfebres extranjeros (franceses, germanos , flamencos, etc.) y de los diversos reinos hispanos (el maestro Enrique, Juan de Vallejo o la familia de los Colonia).
El resto de la fábrica de la catedral , tal y como hoy
la conocemos, es fruto de las diversas ampliaciones introducidas entre los siglos XIV y XVIII; desde las agujas de las torres , la capilla del Condestable y el cimborrio, del siglo XV; a la capilla de Santiago, del XVI, o la
sacristía barroca , del XVIII. Un espléndido conjunto que ahora, terminada la restauración, podemos admirar con su aspecto casi original.
